Escuchar para comunicarnos mejor. En el artículo anterior, hablamos sobre ser mejores emisores. En este, hablaremos sobre aquello que nos hace ser mejores receptores.
Es muy común que juzguemos de manera inmediata aquello que estamos escuchando. Sin analizar que tanto de verdad hay en lo que percibimos.
No debemos de olvidar que, la comunicación siempre debe de ser de ida y vuelta. Así como hemos sido capaces de expresar aquello que deseamos. También, debemos de tener la capacidad de escuchar lo que la otra persona tiene que decir. Siempre, nuestro juicio debe de ser en base a lo que la otra persona nos está comunicando. No sobre aquello que creemos.
La importancia de las réplicas
Como ya mencionamos, dar y recibir réplicas es una parte básica de la comunicación. Para ello, después de expresar lo que deseamos, debemos dar la oportunidad a la otra persona de responder, sin interrupciones. Para luego, ser nosotros, quienes nuevamente podamos dar replica con aquello que hemos entendido de la conversación.
Al hacer esto, tenemos la oportunidad de aclarar cualquier malentendido.
Escuchar sin juzgar
Muchas veces, cuando estamos escuchando lo que alguien nos dice, emitimos un juicio. “Eso esta bien/mal”, “eso es mentira/verdad”. Debemos centrar nuestra atención en lo que se nos está comunicando. Sin decidir si es correcto o incorrecto; cierto o falso. Y, únicamente limitarnos a respetar aquello que estamos escuchando. Finalmente, es el punto de vista de la otra persona. Es tan correcto y tan cierto, como lo es el nuestro.
Cuando llegue nuestro turno de expresar nuestra réplica, es cuando podremos debatir sobre si estamos de acuerdo o no.
La importancia de escuchar para comunicarnos mejor
En ocasiones, únicamente deseamos escuchar lo que la otra persona tiene que decir, para inmediatamente después, dar una respuesta. Pero, si antes hacemos estas cosas:
- Tomarnos un segundo para analizar lo que se nos dice.
- Ponernos un poco en el lugar de la otra persona.
- Preguntar aquello sobre lo que tenemos dudas.
Entonces, seguramente podremos mejorar la forma en la que recibimos la información. A su vez, la otra persona, sentirá confianza al hablar con nosotros. A nadie le gusta contar algo, para después, sentirse juzgado o señalado.
Escuchar para comunicarnos mejor y tener mejores relaciones
De esta manera, nuestras relaciones van a volverse más sólidas. Ya que, la otra persona puede hacer lo mismo con nosotros. Y construir una relación basada en la confianza.
De lo contrario, las personas evitarán hablar con nosotros. Comenzarán a ocultarnos cosas, solo por no querer discutir o sentirse juzgados. Y, poco a poco tomarán distancia.
Si a nosotros no nos gusta sentir que somos tratados de esa manera, ¿qué nos hace pensar que a los demás sí les gusta?
Conclusión
La forma en la que nos comunicamos depende de la educación que nos han dado cuando niños. Quizás de pequeños, no podíamos expresar todo lo que sentíamos. Tal vez, nuestros padres estaban muy ocupados para escucharnos. O, puede ser, que nuestras emociones les parecían poco importantes.
Pero, independientemente de eso. Ahora, ya somos adultos y escuchar para comunicarnos mejor es una responsabilidad únicamente nuestra.
Para una sana comunicación es necesario, ser capaces de reconocer aquello que nos gusta/disgusta. Expresarlo de manera correcta, con tranquilidad y haciendo énfasis en las emociones que las acciones de los demás nos producen. Y, escuchar sin juzgar a los demás, dando el espacio para que el otro se exprese también y después aclarar aquello que hemos entendido.