Hacer un compromiso de NO comprar cosas que no sean realmente necesarias en nuestra vida es una excelente forma de iniciar en el minimalismo. Además, si hemos sido acumuladores por mucho tiempo, esta será una de las principales maneras de asegurarnos que, al terminar nuestra depuración material no volveremos a caer en las mismas trampas consumistas.
El compromiso de NO comprar ropa.
En lo personal, puedo contarte que hace 6 años hice un compromiso de NO comprar, desde entonces, he comprado muy poca ropa. La verdad me sorprende mucho el tiempo que cada prenda nos puede durar. Realmente no entiendo porqué antes sentía esa enorme necesidad de comprarme ropa por lo menos una vez al mes. El caso es que siempre terminaba quejándome por no tener nada que ponerme.
Hablando de ropa, deje de comprar cualquier cosa por solo ser bonita o estar de moda y comencé a hacer compras más inteligentes. Pensando siempre que esa pieza pudiera ser fácil de combinar con más de una prenda que ya tenía. Lo cual, como a muchas personas, me llevó a elegir solo dos o tres colores de los cuales está conformado mi actual guardarropa. Aunque no es una regla y una persona puede armar un buen guardarropa con piezas de distintos colores. Por ejemplo, colores varios en la parte superior y colores básicos en la parte inferior.
Aún tengo mucha ropa y aún me es imposible guardar toda mi ropa en el mueble destinado para ello. Por lo que tengo que separar la ropa por estaciones. Pero por lo menos, cada prenda que tengo, es algo que puedo utilizar cada vez que lo necesito. Ya no tengo prendas que no me gustan o que no me quedan. Siendo honesta me falta mucho en este camino para lograr el armario cápsula que deseo. Pero también me siento orgullosa de los avances que he logrado.
Cambiar nuestros hábitos de consumo.
Otro cambio que hice, fue el dejar de comprar objetos de decoración, artículos de cocina, maquillaje y otras cosas en general solo por ser bonitas. Tampoco compro objetos porque sean baratos o por estar de oferta, por estar de moda, o cosas que solo se utilizan en una ocasión. Ni artículos de los cuales ya tengo alguno similar o que cumpla la misma función. Obviamente esto ha ayudado mucho a reducir la cantidad de cosas que entran en mi casa. Aunque todavía no he logrado deshacerme de todas aquellas cosas que ya se encuentran dentro.
Comprar se puede volver un hábito muy grande. Muchas veces llegamos a sentir que es una obligación regresar a casa con algo cada vez que vamos a alguna tienda. Al adquirir algún objeto tenemos una sensación de placer, dicha sensación es momentánea. Así que, la repetimos una y otra vez comprando cosas sin una necesidad real.
Lo más importante es aprender sobre nuestros hábitos de consumo, ¿cuál es la verdadera razón por la que estamos comprando cada cosa? Hacernos preguntas antes de comprar cada objeto, ¿realmente lo necesito? ¿para qué lo necesito? ¿puedo prescindir de esto? ¿puedo esperar a otro momento? Así como, esperar algunos días para comprar dichos objetos, planificar compras. Por ejemplo, una vez al mes compraré algo que necesite, por lo que esa compra no la vamos a desperdiciar en algo que no importante. Proponernos ahorrar dinero para comprar cosas de mejor calidad o para disfrutar de algunas experiencias que normalmente no tenemos. Dejar de gastar el dinero en pequeñas cosas sin darnos cuenta.
Contribuir a la preservación del medio ambiente.
Al hacer un compromiso de NO comprar, también contribuimos con la preservación del medio ambiente. En primer lugar, desperdiciamos menos, tiramos menos basura tan solo en empaques. Además de que esos objetos que compramos, muchas veces terminan en la basura al poco tiempo de haberlos adquirido. Pero también, al consumir menos, la demanda en productos baja y todos los procesos de fabricación disminuyen.
Obviamente para la mayoría de las empresas esto no es algo agradable, por eso nos llenan con publicidad por todos los medios posibles. De esta forma nos incitan a la compra constante de objetos. Pero cuando nos volvemos dueños de nuestras decisiones de compra ya no importa lo que otros pensarán acerca de lo que tenemos. Nos convertimos en personas libres, dueños realmente de nuestras finanzas, rompiendo así, el círculo vicioso de regalar nuestro tiempo vital a otros para obtener dinero. Trabajar sin parar, para después, gastar ese dinero en cosas sin sentido.
Cada cosa no me ha costado dinero. Me ha costado tiempo que no he pasado con mi familia, amigos, conmigo misma, es tiempo de vida lo que las cosas cuestan realmente. Invierte tu tiempo en aquello que verdaderamente te haga feliz