¿Qué es el minimalismo social? En mi experiencia, el minimalismo social es la parte del minimalismo más difícil de practicar, aunque, curiosamente fue lo primero que hice. Aún antes de cambiar mi estilo de vida.
Bases para el minimalismo social.
El minimalismo social consiste:
- Primero, en cortar con todas aquellas relaciones que no nos aportan nada a nuestra vida, aunque pueda parecer insensible o egoísta. A la práctica es una de las mejores formas de conseguir liberarnos de expectativas y sentimientos que no nos pertenecen. Dejar de tener conversaciones banales solo por aburrimiento, dejar de pensar que podemos contar con ciertas personas, cuando en realidad, son apenas conocidos, etc.
- En segundo lugar, lo cual puede resultar verdaderamente complicado, es cortar con aquellas relaciones que nos dañan de alguna manera. Como algunos “amigos” que hemos conservado durante años, pero que únicamente nos dejan una sensación de malestar al hablar con ellos. Familiares, que pueden ejercer cierta presión sobre nuestra vida y nuestras decisiones. Parejas que, lejos de hacernos sentir amados y valorados, únicamente nos producen una profunda tristeza y sensación de vacío e insuficiencia.
- Y en tercer lugar, ejercer la práctica del desapego emocional. Pues aún cuando nos encontremos lejos de ciertas personas e incluso cuando no tengamos contacto, el apego emocional que hemos desarrollado nos sigue haciendo daño. Seguimos conservando la esperanza de que esas personas cambien su forma de ver las cosas, seguimos deseando que todos los conflictos se solucionen. Queremos compartir ciertas cosas de nuestras vidas con personas a las que simplemente no les importamos lo suficiente.
El apego emocional
De manera breve, diremos que el apego emocional es aquello que nos hace sentir dependientes de una persona o relación. Tenemos la sensación constante de no poder seguir adelante por nosotros mismos.
Cuando el apego emocional lo llevamos a la práctica con personas que se encuentran siendo parte de nuestras vidas, podemos convertirnos en algo que no deseamos realmente. Seguimos insistiendo en que las cosas sean de la forma en que a nosotros nos gustaría, nos duelen las decisiones que esas personas toman. Por ejemplo, irse a estudiar o a trabajar lejos de nosotros, aún cuando eso representa su felicidad. Esperamos que tengan ciertas actitudes que, a veces, ni siquiera pertenecen a ellos, son simplemente deseos que hemos creado, idealizando a los otros
Todo lo anterior nos lleva a tener una vida llena de conflictos, muchas veces es como sentarnos en el carro de una montaña rusa de emociones. Vivir con la incertidumbre de no saber qué es lo que realmente podemos esperar de los demás. Es sumamente doloroso cortar este tipo de relaciones, pero a la larga, la paz mental y la salud emocional que conseguiremos harán que valga la pena.
¿Personas o relaciones tóxicas?
Si bien, se dice que existen las personas tóxicas, yo prefiero pensar en relaciones tóxicas. Si solo hablamos de personas tóxicas, entonces, estamos dejando en el otro, toda la responsabilidad de nuestras emociones. Pero, solo nosotros somos responsables por lo que pensamos.
Prefiero el segundo argumento, ya que nos obliga a preguntarnos el porqué hemos permitido ciertas actitudes en los demás, ¿Qué en mí le hizo pensar a esa persona que podía tratarme de esa manera?, ¿Qué tengo que aprender de esta situación?, ¿Realmente me gusta, realmente merezco que me traten de esa forma?, ¿Porqué he permitido que las cosas llegaran hasta este punto? Cuando no nos sentimos felices en una relación, deberíamos de hacernos este tipo de preguntas.
Mi vida en el minimalismo social
Para mi sorpresa, cada vez es menos frecuente que conozca personas a las que les permita lastimarme. A veces, aunque no de manera tan frecuente, alguna persona me hace comentarios con la intención de hacerme sentir mal. Pero, ya ni siquiera necesito discutir con ellos. Simplemente evito mostrar mis emociones cuando noto cierto tono de mala intención en sus palabras o en sus acciones. Así, después de un rato, ellos solos terminan por aburrirse y se van, sin más, sin discusiones, sin malos tratos, sin insultos. Es entonces, cuando me doy cuenta de lo mucho que he aprendido sobre mi misma y sobre mis propias debilidades.
Ahora, me siento orgullosa de conservar dentro de mi círculo social sólo a aquellas personas capaces de sentir felicidad con mis logros. Capaces de sentir empatía cuando algo no va bien en mi vida, aquellos capaces de dar y demostrar amor y comprensión en todo momento. A final de cuentas, la vida es demasiado corta para desperdiciarla intentando cambiar a aquellos que no lo desean.
No es egoísta amarte a ti mismo primero